La pandemia del COVID-19 ha conllevado muchos cambios en los hábitos de vida de los ciudadanos. Uno de los más llamativos ha sido el teletrabajo, que ha despertado el ingenio y la creatividad de muchos de nosotros para transformar nuestros hogares en espacios donde poder desempeñar la actividad profesional. Este cambio se ha visto reforzado desde la publicación del Real Decreto – Ley de 17 de marzo, de medidas urgentes y extraordinarias para hacer frente el impacto económico y social del COVID-19, que declaró su “carácter preferente”.

¡Cuántas cosas hemos tenido que aprender desde entonces! En primer lugar, todos nos hemos convertido en expertos diseñadores de interiores, transformando los espacios de nuestras casas para poder instalar un lugar donde trabajar. Algunos hemos reconvertido nuestros propios dormitorios en espacios multi-usos, desplazando la cama hacia la pared para poder colocar una mesa y una silla, y utilizando los muebles auxiliares como archivo; otros se han instalado en los offices de las cocina emulando el estilo “casual” de los catálogos de ikea; los más se han apropiado de parte del salón-comedor para montar su propia oficina, con vistas panorámicas hacia la tele y disfrutando del espacio más amplio de la casa.

Pero además, como buenos interioristas, nos hemos informado sobre las condiciones de trabajo seguras para poder prevenir posibles riesgos laborales, colocando la mesa y la silla en las posiciones adecuadas, manteniendo unas buenas condiciones lumínicas, además de  atender a la posición de la pantalla y el teclado para cuidar al máximo la ergonomía. ¡Ah! Y los más avanzados, han aplicado las normas de feng shui para crear un ambiente agradable que les ayudara a sentirse lo mejor posible durante todo el día.

¡El ejemplo perfecto sobre cómo poder aprovechar cualquier cambio en nuestras vidas, como una magnífica oportunidad para desarrollar el ingenio y la creatividad!